Ambos acordaban que el regreso de la sensibilidad pura era paralelo a la herejía por la obsesión estética. Las cosas verdaderamente tristes habían llegado a un punto de exacerbación tal que la historia del patito feo era la versión minimalista(el mito fundacional) que organizaba la tragedia de los muchos millones que tenían ojos, y se encontraban por tanto "observados y revelados como feos acusadoramente por si mismos y el resto". Los cancioneros modernos elevaban delicados himnos a la certidumbre de la pateticidad intrínseca, a la autoconciencia recobrada so forma de espejos:
dime, ¿me dejarías llorar sobre tu hombro? he oído decir que probarias lo que fuera al menos dos veces cierra los ojos, y piensa en alquien que te atraiga físicamente y déjame besarte, oh déjame besarte y entonces abre tus ojos, y veras a alguien al que desprecias físicamente pero mi corazón está abierto mi corazon está entregado a ti[bis]