Aquella mañana el ruido de los grillos era ensordecedor, el chirrido de tantos animales nuevos en la oscuridad —se habían multiplicado desde que empezó la ralentización—. Igual que los demás insectos. Ahora que había tan pocos pájaros medraban los organismos más pequeños. Cada vez había más arañas en nuestros techos. En los desagües del baño asomaban escarabajos. Tuvimos que suspender uno de los entrenamientos de fútbol cuando millones de mariquitas se posaron a la vez sobre el campo. Incluso la belleza en abundancia puede ser horripilante.

Autor: Karen Thompson Walker

Aquella mañana el ruido de los grillos era ensordecedor, el chirrido de tantos animales nuevos en la oscuridad —se habían multiplicado desde que empezó la ralentización—. Igual que los demás insectos. Ahora que había tan pocos pájaros medraban los organismos más pequeños. Cada vez había más arañas en nuestros techos. En los desagües del baño asomaban escarabajos. Tuvimos que suspender uno de los entrenamientos de fútbol cuando millones de mariquitas se posaron a la vez sobre el campo. Incluso la belleza en abundancia puede ser horripilante. - Karen Thompson Walker




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