-El cambio existe -dije en medio de un bostezo-.Tenemos que aceptarlo.
-No -replicó él-. No tenemos por qué. Yo nunca lo hice. Oree, yo soy la luz permanente que mantiene a raya la hirviente oscuridad. La roca inamovible que el río tiene que rodear. Puede que no te guste yo. Pero sin mi influencia, este reino sería la anarquía, el caos. Un infierno más allá de la imaginación de los mortales.
Autor: N.K. Jemisin