El carruaje partió inmediatamente, y aprovechando Artagnan la oscuridad que reinaba en la bóveda bajo la cual pasaba, se arrojó en brazos del prisionero exclamando:
- ¡Rochefort! ¿Sois vos? ¡No me equivoco...!

Autor: Alexandre Dumas

El carruaje partió inmediatamente, y aprovechando Artagnan la oscuridad que reinaba en la bóveda bajo la cual pasaba, se arrojó en brazos del prisionero exclamando: <br />- ¡Rochefort! ¿Sois vos? ¡No me equivoco...! - Alexandre Dumas




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