Él le confesó que nunca se había atrevido a montar.
"Temo tanto a los caballos como a las gallinas," dijo.
"Es una lástima, porque la incomunicación con los caballos ha retrasado la humanidad," dijo Abrenuncio. "Si alguna vez la rompiéramos podríamos fabricar el centauro.
Autor: Gabriel García Márquez