Eres la chica que me llamó imbécil la primera vez que hablamos. La chica que trató de pagar su almuerzo después de saber que yo tengo más dinero que Dios. Eres la chica quien arriesgo su trasero para salvar a un perro moribundo, quien hace que mi pecho duela si vistes seda verde o jeans desgarrados. Eres la chica que yo…” Noah se detuvo, entonces dio un paso más cerca de mí. “Eres mi chica”.
Autor: Michelle Hodkin