Estoy unido a ella por lazos que ni siquiera Dios puede romper. Un día, si una suave brisa le acaricia la mejilla, puede que sea mi aliento; y si una noche el fresco aire juega con su pelo, será mi espíritu el que pasa a su lado.

Autor: Paul Hoffman

Estoy unido a ella por lazos que ni siquiera Dios puede romper. Un día, si una suave brisa le acaricia la mejilla, puede que sea mi aliento; y si una noche el fresco aire juega con su pelo, será mi espíritu el que pasa a su lado. - Paul Hoffman


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