-Gracias por esto, Ángel, pero no me gusta el Coco Pops.
Le fruncí el ceño, confundida. Siempre estaba comiendo mi cereal.
-Claro que sí, te lo comes todos los días.
Se echó a reír.
-No, no lo hago. Hago un plato cada día y pretendo comerlo, antes de que vengas y me lo arrebates.
-¿Por qué diablos harías un plato y pretender comerlo? ¿Te gusta hacerme enojar?
-No, Ángel. Me gusta hacerte el desayuno.
Autor: Kirsty Moseley