Las propias palabras, que no son cosas, que sólo las designan lo mejor que pueden, y designándolas las modelan, incluso las que sirvieron de manera ejemplar, suponiendo que tal pudiera suceder en alguna ocasión, son millones de veces usadas y otras tantas desechadas, y después nosotros, humildes, con el rabo entre las piernas, como el perro Encontrado cuando la vergüenza lo encoge, tenemos que ir a buscarlas nuevamente, barro pisado que también ellas son, amasado y masticado, deglutido y restituido.

Autor: José Saramago

Las propias palabras, que no son cosas, que sólo las designan lo mejor que pueden, y designándolas las modelan, incluso las que sirvieron de manera ejemplar, suponiendo que tal pudiera suceder en alguna ocasión, son millones de veces usadas y otras tantas desechadas, y después nosotros, humildes, con el rabo entre las piernas, como el perro Encontrado cuando la vergüenza lo encoge, tenemos que ir a buscarlas nuevamente, barro pisado que también ellas son, amasado y masticado, deglutido y restituido. - José Saramago


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