Mi secretaria lloraba , leyendo el decreto por el cual me dejaban cesante. Para consolarme decidì abstraer sus lágrimas, por un rato me deleité con esas diminutas fuentes cristalinas que nacían en el aire y se aplastaban en los biblioratos, el secante y el boletín oficial. La vida está llena de hermosuras así.
Autor: Julio Cortázar