Sólo Dios sabe cuánto me cuesta mirar y remirar tantos encantos, sin atreverme a extender mis manos hacia ella. Apoderarse de lo que se ofrece a nuestra vista y nos embelesa, ¿no es un instinto propio de la humanidad? ¿No se esfuerza el niño por coger cuanto le gusta? Y yo..?
Autor: Johann Wolfgang von Goethe