«Todo el mundo dice que la muerte es una mujer», siguió diciendo la mujer. Era corpulenta, más alta que su marido, y con una verruga pilosa en el labio superior. Su manera de hablar recordaba el zumbido del ventilador eléctrico. «Pero a mí no me parece que sea una mujer», dijo. Cerró el armario y se volvió a consultar la mirada del coronel:

―Yo creo que es un animal con pezuñas.

―Es posible ―admitió el coronel―. A veces suceden cosas muy extrañas.

Autor: Gabriel García Márquez

«Todo el mundo dice que la muerte es una mujer», siguió diciendo la mujer. Era corpulenta, más alta que su marido, y con una verruga pilosa en el labio superior. Su manera de hablar recordaba el zumbido del ventilador eléctrico. «Pero a mí no me parece que sea una mujer», dijo. Cerró el armario y se volvió a consultar la mirada del coronel:<br /><br />―Yo creo que es un animal con pezuñas.<br /><br />―Es posible ―admitió el coronel―. A veces suceden cosas muy extrañas. - Gabriel García Márquez


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