Todos los domingos la gente venía y aspiraba aquel olor a meado y nadie decía nada. Quería hablarle al cura acerca de ello, pero no podía. Quizás fueran los cirios.

Autor: Charles Bukowski

Todos los domingos la gente venía y aspiraba aquel olor a meado y nadie decía nada. Quería hablarle al cura acerca de ello, pero no podía. Quizás fueran los cirios. - Charles Bukowski




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