-Los católicos me ponen nervioso -dije-, porque juegan sucio.
-¿Y los protestantes? -preguntó riendo.
-Me irritan con su manoseo de las conciencias.
-¿Y los ateos? -seguía riéndose.
-Me aburren, porque siempre hablan de Dios.
-¿Y qué es usted, pues?
-Soy un payaso -dije-, de momento, superior a mi fama.
Author: Heinrich Böll