Los duelos de bestias salvajes siempre abrían las festividades matutinas. Hoy, en primer lugar había un combate entre un elefante y un rinoceronte. Este último terminó sacando un ojo a su rival con el cuerno. Pensé que podría haber vivido muy feliz sin necesidad de saber cómo sonaba el grito de un elefante.
Author: Kate Quinn