No estaba herida. Sólo gritaba de dolor. El fiscal se sentó
entre una anciana mamacha que lloraba en quechua y un policía con un
corte en la mano que goteaba sangre. Abril Rojo

Author: Santiago Roncagliolo

No estaba herida. Sólo gritaba de dolor. El fiscal se sentó<br />entre una anciana mamacha que lloraba en quechua y un policía con un<br />corte en la mano que goteaba sangre. Abril Rojo - Santiago Roncagliolo




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