—No vas a morir, soldado —responde Tatiana—. Sigue viviendo, sigue respirando, aférrate a la vida, no te dejes ir. Prométeme que vivirás por mí, y yo te prometo que cuando termines, te estaré esperando. —Ha empezado a sollozar—. Donde quiera que termines, Alexander, me encontrarás a mí esperándote
Author: Paullina Simons