¡Qué tonto eres! Naturalmente, no he necesitado verte, si eso es lo que quieres decir. Ya sabes que no tienes nada regocijante para los ojos. Necesito que existas y que no cambies. Eres como ese metro de platino que se conserva en alguna parte, en París o en los alrededores. No creo que nadie haya tenido deseos de verlo.
Author: Jean-Paul Sartre