Konrad si que palidecia cada vez que escuchaba musica. Cualquier tipo de musica, incluso la mas popuar, lo tocaba tan de cerca como si le estuvieran tocando el cuerpo de verdad. Palidecia, sus labios temblaban. La musica le decia algo mas que los demas no podian comprender. Probablemente las melodias no le hablasen al intelecto. La disciplina en la que vivia, en la que habia crecido, la disciplina que le habia ayudado a obtener su lugar y su rango en el mundo, la disciplina que el mismo habia elegido de manera voluntaria - como el creyente que escoge por si solo la culpa y el castigo - esa disciplina desaparecia en tales momentos, y su cuerpo tenso y crispado se relajaba. (...) Escuchaba la musica con todo su cuerpo, con una atencion parecida a la que presta un condenado en su celda al ruido de pasos que quizas lleven la noticia de su salvacion. En esos momentos no oia a quienes se dirigian a el. La musica rompia en pedazos el mundo a su alrededor, cambiaba las leyes establecidas de manera artificial durante unos instantes...
Sándor MáraiTags: cuerpo musica sensaciones ultimo-encuentro
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