Cuando, en Ginebra o Zurich, la
fortuna
Quiso que yo también fuera poeta,
Me impuse, como todos, la secreta
Obligación de definir la luna.
Pensaba que el poeta es aquel
hombre
Que, como el rojo Adán del paraíso,
Impone a cada cosa su preciso
Y no verdadero y no sabido nombre.
Auteur: Jorge Luis Borges