¿He dicho el nombre de ese bar lácteo que visité en una ocasión? Pues se llamaba nada menos que La reina frígida. Sonriendo con cierta tristeza, apodé a Lo Mi princesa frígida. Ella no comprendió esa melancólica broma.
Auteur: Vladimir Nabokov
Diese Website verwendet Cookies, um Ihnen die bestmögliche Funktionalität bieten zu können.