Jesús le decía a Lázaro: "Levántate y anda". Pero Lázaro no se levantaba. "Levántate y anda", repetía Jesús. Pero Lázaro no reaccionaba. Jesús, que se parecía a Severino, el conductor del camión cisterna, se enfadaba. Menudo papelón. Cuando Jesús te dice levántate y anda, tienes que hacerlo, sobre todo si estás muerto. Pero Lázaro no hacía ni caso: seguía inmóvil. Entonces Jesús empezaba a zarandearlo como a un muñeco, y al fin Lázaro se levantaba y le daba un mordisco en el cuello. "Deja en paz a los muertos", decía con los labios chorreando sangre.

Auteur: Niccolò Ammaniti

Jesús le decía a Lázaro: "Levántate y anda". Pero Lázaro no se levantaba. "Levántate y anda", repetía Jesús. Pero Lázaro no reaccionaba. Jesús, que se parecía a Severino, el conductor del camión cisterna, se enfadaba. Menudo papelón. Cuando Jesús te dice levántate y anda, tienes que hacerlo, sobre todo si estás muerto. Pero Lázaro no hacía ni caso: seguía inmóvil. Entonces Jesús empezaba a zarandearlo como a un muñeco, y al fin Lázaro se levantaba y le daba un mordisco en el cuello. "Deja en paz a los muertos", decía con los labios chorreando sangre. - Niccolò Ammaniti




©gutesprueche.com

Data privacy

Imprint
Contact
Wir benutzen Cookies

Diese Website verwendet Cookies, um Ihnen die bestmögliche Funktionalität bieten zu können.

OK Ich lehne Cookies ab