Mientras recogía las bolsas de la compra, un familiar Lexus berlina color coñac se detuvo a su lado. La ventanilla del conductor bajó apareció el rostro del Duque del Infierno en persona,
sonrisa burlona incluida.
_ Pareces una vagabunda.
Sugar Beth supuso que lo decía por las bolsas, no por sus tejanos o su cazadora de motera.
_ Gracias, que tengas un buen día tú también.
Él la contempló a través de unas gafas sin montura.
_ ¿Quieres que te lleve?
_ ¿Dejas subir plebeyos a tu carruaje?
_ Hoy me siento benevolente.
_ Es mi día de suerte.
Auteur: Susan Elizabeth Phillips