Tegan rodó con ella sobre la cama, suavemente acomodándola debajo de su cuerpo que ya despertaba. Miró a sus ojos lavandas viéndolo con tanto amor y eso simplemente lo desarmó. La besó lentamente, con sinceridad y ternura.
“Ya estoy en casa” le dijo con esa voz grave y ronca por la emoción, mientras la presionaba debajo de él. “Éste es el único hogar que siempre voy a necesitar”.
Auteur: Lara Adrian