—Tienes que dejar de pensar como una humana —sugirió Angel.
—No me estás ayudando. Busca a Reyes.
—Estoy aquí —dijo Reyes desde un rincón—. Viendo cómo te patean el culo. Otra
vez.
Su gruesa túnica negra ondulaba a mi alrededor, lo que no mejoraba en absoluto el
súbito balanceo del mundo. Sin duda se trataba del Reyes incorpóreo. Los Beecher no lo
veían.
—Haz algo —le dije a Reyes cuando conseguí librarme de las manos de Dewey por
segunda vez.
—¿Puedo romperle el cuello a la vieja?
—No.
—¿Y a él?
Eso tuve que pensármelo.

Auteur: Darynda Jones

—Tienes que dejar de pensar como una humana —sugirió Angel.<br />—No me estás ayudando. Busca a Reyes.<br />—Estoy aquí —dijo Reyes desde un rincón—. Viendo cómo te patean el culo. Otra<br />vez.<br />Su gruesa túnica negra ondulaba a mi alrededor, lo que no mejoraba en absoluto el<br />súbito balanceo del mundo. Sin duda se trataba del Reyes incorpóreo. Los Beecher no lo<br />veían.<br />—Haz algo —le dije a Reyes cuando conseguí librarme de las manos de Dewey por<br />segunda vez.<br />—¿Puedo romperle el cuello a la vieja?<br />—No.<br />—¿Y a él?<br />Eso tuve que pensármelo. - Darynda Jones




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