La verdadera unidad de tiempo es aquella que hace que varíe la cotización de una empresa bursátil. Es una unidad indivisible, inapreciable, inhumana. Cualquier fracción de esta unidad resulta insignificante. Entre uno y otro de esos instantes se agitan fuerzas oscuras, fuerzas que no reconocen el tiempo sino el ansia de poder, algo demasiado terrible para ser detectado por cualquier artefacto humano. Ya no uso reloj, Nabil, sino un dispositivo que refleja la evolución de la Bolsa. Mi vida se rige por sus cambios, mutaciones que transcurren en fracciones de nanosegundo. Conozco el tiempo real. Nado en él. Soy el primer ejemplar de una nueva especie. Alguien diseñó un programa. Recoge los datos de la Bolsa y los convierte en imágenes, las de dinosaurios compitiendo en un paisaje jurásico, las de extrañas flores abriendo sus pétalos bajo un cielo poblado por una multitud de soles. Un nuevo Paraíso.
Javier MorenoLa realidad, al igual que cualquier otra religión, necesita de una multitud considerable de fieles para seguir en pie. La falta de información se había convertido en un método de independencia, en un sucedáneo de pertenencia a una herejía, a un club selecto.
Javier MorenoTag: ficción realidad simulacro
Pensó en el poder del arte y la economía, en su capacidad para transformar y recompensar a los peores hijos de puta. Los mejores artistas eran economistas. Los mejores economistas siempre habían sido artistas. lo demás era amateurismo y economía doméstica
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