Después de un momento, preguntó:
- ¿Y le parece elogiable un mensaje de desesperanza?
La observé con sorpresa.
-No--repuse --, me parece que no. ¿Y usted qué piensa?
Quedó un tiempo bastante largo sin responder; por fin volvió la cara y su mirada me clavó en mí.
- La palabra elogiable no tiene nada que hacer aquí -- dijo, como contestando a su propia pregunta --. Lo que importa es la verdad.
Autore: Ernesto Sabato