Gigi se olía una historia de Romeo y Julieta, una historia cuyo atractivo se le escapaba. La señorita Capuleto debería haberse casado con el hombre que sus padres eligieron para ella y luego haber tenido una aventura ardiente, pero muy discreta con el señor Montesco. No sólo habría seguido viva, sino que al cabo de un tiempo se habría dado cuenta de que Romeo era un joven imberbe y aburrido con poco que ofrecerle salvo bonitos tópicos. "Es el oriente, y Julieta es el sol". Por favor.
Autore: Sherry Thomas