Me senté por ahí y lloré. El agua sucia, abajo, me tentaba constantemente: ¿para qué sufrir? El suicidio seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo todo este absurdo universo se derrumba como un gigantesco simulacro.

Autore: Ernesto Sabato

Me senté por ahí y lloré. El agua sucia, abajo, me tentaba constantemente: ¿para qué sufrir? El suicidio seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo todo este absurdo universo se derrumba como un gigantesco simulacro. - Ernesto Sabato




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