Pero ¿qué hay del amor?, preguntaréis. ¿Dónde está el amor en esta ecuación? Sé que él me amaba apasionadamente. Me amaba como el cuchillo ama a la herida que hace, como la tarántula hembra ama al macho cuya cabeza engulle, como el lactante ama el pezón que toma entre los dientes y mordisquea hasta que chorrea sangre con la leche.
No tenía intención de ser cruel. Era sencillamente su naturaleza, como la del escorpión que pica al caballo sobre el que cruza el riachuelo.
Autore: Erica Jong