— ¿Qué haces?
Él arqueó las cejas.
—Un sesenta y nueve.
—Espera, ¿qué?—Limos se alejó de él y clavó las rodillas en la arena, negándose a moverse ni un ápice. —No puedes tocarme.
Arik le regaló una sonrisa de lo más perversa.
—No, pero tú sí que puedes hacerlo mientras yo te miro.
Autore: Larissa Ione