Solo un segundo.
En un segundo un corazón sano puede llegar a latir tres veces, tres golpes de vida rápida, tres golpes de tambor que mueven sangre y cuerpo. En un segundo puedes mirar a alguien y saber que necesitarás a esa persona durante el resto de tu vida, de igual manera que necesitas el aire o el sustento. En un segundo la realidad puede escupirte a la cara y mostrarte que no hay redención, que nunca habrá nada a lo que aferrarte, que estás sola y siempre lo estarás.
Autore: José Antonio Cotrina