Y para eso había escogido a Mónica entre todas las mujeres, para morir amando, y por eso era incapaz de verla, de entrar en su portal, de besarla, de acostarse con ella, de llevarla a una fiesta cogida de la mano, porque lo contrario no es morir amando, lo contrario es amar como ama todo el mundo, entrar, besar, follar, mentir. ¡Ni siquiera lo llaman amor!, pensó en voz alta. ¡Lo llaman relaciones! ¡Pues bien, que se relacionen entre ellos y me dejen a mí en paz!
Ray LorigaEn noches así siempre se anda uno preguntado cuánto ha olvidado y cuánto de todo esto va a recordar en el futuro. Después los antidepresivos detienen todos esos malditos neurotransmisores y uno ya no se pregunta nada.
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