Y la forma en que sujetaba el arpa entre sus piernas me hizo pensar en... bueno, en las cosas en que piensan continuamente los muchachos de quince años.
Patrick Rothfuss-Era...- Kvothe tenía la cabeza tan agachada que parecía que hablaba con sus manos, recogidas sobre el regazo-. ¿Que estoy haciendo? -Dijo con voz débil, como si tuviera la boca llena de grises cenizas-. ¿Para qué puede servir esto? ¿Cómo puedo explicárosla si yo nunca la he entendido?
Patrick RothfussEres tan amable. Nunca me precionas...-Volvió a interrumpirse y se dejo caer un poco mas sobre mi pecho. Entonces se animó-. Podrías presionarme, ¿No? Un poco.
Patrick RothfussPero all no había nadie que pudiera ver cómo secedió todo. Y no había ningún Dios que guiara la rueda. Solo estaba yo.
Patrick RothfussY salí por la puerta haciendo ondear la capa detrás de mi. Soy Ruh hasta la médula, y cuando ha terminado la escena, sé salir del escenario.
Patrick RothfussEra un sonido paciente e impasible como el de las flores cartadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.
Patrick RothfussShe smiled like knife on a velvet, she stretched like cat on the sun.
Patrick RothfussMe fijé en que Fela giraba la cabeza y miraba a Simmon como si le sorprendiera verlo allí sentado.
O mejor dicho: fue como si hasta ese momento Simmon únicamente hubiera ocupado espacio alrededor de Fela, como un mueble. Pero esa vez, cuando ella lo miró, lo captó por entero. El cabello rubio rojizo, la línea de su mandíbula, la amplitud de los hombros bajo la camisa. Esa vez, cuándo lo miró, lo vio de verdad.
Dejadme decir una cosa. Todas las horas que pasamos buscando en el Archivo, todo el fastidio y el cansancio valieron la pena solo para presenciar aquel momento. Valió la pena sangre y temer a la muerte por verla enamorarse de Sim. Solo un poco. Solo el primer hálito débil del amor, tan leve que seguramente ni siquiera ella lo percibió. No fue espectacular, como un rayo seguido del estruendo de un trueno. Fue más bien como cuando golpeas pedernal contra acero y salta una chispa que se desvanece tan deprisa que casi no la ves. Pero sabes que está allí, donde no puedes verla, prendiendo.
Y recuerda, hay tres cosas que todo hombre sabio debe temer: la tormenta en el mar, las noches sin luna y la ira de un hombre amable.
Patrick RothfussLa música existe para cuando nos fallan las palabras. (Kvothe)
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