También me temo que nada finaliza realmente cuando llega el fin. Los
recuerdos permanecen mientras son capaces de blandir su espada y encontrar un punto blando en la mente para hacer un tajo y penetrar en ella.
Vivimos aquí desde hace casi un año y nadie, absolutamente nadie, ha movido jamás un dedo para ayudarnos o
hacer que nos sintamos bienvenidos. No es una queja, no me malinterpretes. No esperamos nada. La gente ya tiene suficientes problemas en su vida...
Antes simplemente eras. [...] Ahora
eres alguien, Ed.
No quiere amarme pero tampoco quiere perderme.
Markus ZusakQuiero palabras en mi entierro.
Aunque imagino que eso significa que necesitas vida en tu vida.
Normalmente vamos por la vida reyéndonos constantemente lo que nos decimos. «Estoy bien», decimos. «Estoy genial.» Pero de vez en cuando la verdad se te echa encima y no puedes sacudírtela. Entonces te das cuenta de que a menudo esa verdad no es una respuesta, sino una pregunta. Incluso ahora, me pregunto hasta qué punto me convence mi vida.
Markus ZusakSuzanne trabaja media jornada. Odia a su padre. Y se odia a sí misma por no plantarle cara. Se lamenta de todo.
—Pero adoro a Melinda —dice—. Es el toque de belleza en medio de tanta fealdad.
Sé lo que tengo que darle a Audrey.
Audrey no ama a nadie.
Se niega a amar.
Pero lo necesita, necesita permitírselo aunque solo sea un momento. Necesita vivir ese sentimiento. Conocerlo plenamente. Al menos una
vez.
Puedo oler el sexo en ella, y solo deseo que ella pueda oler el amor en mí.
Markus ZusakHa dejado que la ame durante tres minutos.
«¿Pueden tres minutos durar eternamente?», me pregunto pese a conocer la respuesta.
«Probablemente no —contesto—. Pero tal vez duren lo suficiente.»
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