Justo castigo
Que Connie Chasen sintiese recíprocamente por mí la atracción fatal que yo sentí por ella la primera vez que la vi, eso es un milagro sin precedentes.
Justo castigo
Espero que me llames alguna vez.
-¿Llamarte? Me iría a casa contigo ahora mismo.
-Vaya, estupendo -comentó con coquetería-.No creí que yo te hubiese impresionado tanto.
Justo castigo
Me pregunté qué medio elegiría exactamente el Destino para cobrarse su inevitable tributo. ¿Me quedaría ciego? ¿O acabaría parapléjico? ¿Qué horrible prenda tendría Harold Cohen para pagar, para que el cosmos pudiese proseguir su armoniosa trayectoria? Pero todo eso vendría más adelante.
Justo castigo
La vida es un auténtico caos, pensé. Los sentimientos resultan tan imprevisibles. ¿Cómo es posible que alguien soporte permanecer casado durante cuarenta años? Parece un milagro mayor que el paso del mar Rojo, aunque mi padre, en su ingenuidad, sostenga que es esto último un logro de mayor envergadura.
Justo castigo
Un maleficio, eso es. Cuando dos personas se aman y tienen que separarse por culpa de una aberración casi cómica, ¿qué otra cosa puede ser?
Justo castigo
-¡Dios mío, las cosas que me pasan!
Para acabar con la tradición judaica
Leyendas hasídicas según la interpretación de un distinguido erudito
El hombre no debe ser el promotor de su propia infelicidad; en realidad, el sufrimiento es fruto de la voluntad de Dios, aunque jamás alcance a comprender por qué Él disfruta tanto con ello
Para acabar con el ajedrez
Correspondencia
Metí la pata. Perdóneme. El hecho de que usted no se percatara de que faltaba una carta indica igualmente cierto despiste por su parte, que yo, por la mía,atribuyo a su impaciencia, pero Dios sabe que todos cometemos errores. Así es la vida. Y el ajedrez
Para acabar con el ajedrez
Correspondencia
¡Es fascinante comprobar hasta qué punto puede desintegrarse la razón cuando se enfrenta a una siniestra verdad ocasional y huye en desordenada retirada para mejor materializar un espejismo y construir defensas precarias contra el asalto de una realidad demasiado terrible!
Para acabar con las películas de terror
El conde Drácula
Así pasa el tiempo hasta que el alcalde, que ya no puede soportar la situación, abre de golpe la puerta del armario y grita: -¡Vamos, Drácula! Siempre pensé que usted era una persona sensata. ¡Déjese de locuras!
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